Sus cronistas aseguran que Berlí n siempre ha estado o bien arrasada o bien en fase de reconstrucció n, desde su destrucció n en la Guerra de Treinta Añ os, pasando por el devastador impacto de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, hasta la fiebre constructiva de la reunificació n, que dura hasta nuestros dí as. Pero a pesar de sus transformaciones, la naturaleza sigue presente en el paisaje urbano de Berlí n, ya que casi una tercera parte de su superficie está ocupada por parques y jardines.
Desde sus vanguardias culturales a los melancó licos cabarets; desde sus inagotables museos a los mercadillos de antiguallas sovié ticas; desde los espacios diseñ ados por la é lite de la arquitectura mundial a los monumentos má s kitch, Berlí n es, en efecto, una ciudad en permanente estado de efervescencia. Aquí acuden los principales artistas europeos para respirar su ambiente de libertad y nutrirse de su espí ritu eclé ctico. Y aquí llegan tambié n los visitantes, atraí dos por una ciudad a la que se viaja motivado por su historia y de la que se regresa cautivado por su modernidad.