En una e poca de prisas, el e xito de los aforismos tal vez radique en su brevedad. Las refexiones de este libro - sobre la costumbre del oporto en Oxford, la mani a de los planes estrate gicos o la decoraciön de las rotondas- aspiran a la amenidad, pero reclaman una lectura reposada.
El autor sostiene que la afori stica requiere refexiön y desafi a de continuo la imaginaciön del lector. Pero es tambie n agradecida, pues la experiencia de su lectura en tan plena que le convierte en coautor, en aforista.