Desde hace más de 1.300 años los europeos vienen considerando al Islam como una amenaza. Los cristianos se han sentido retados por una fe, que reconocía a un Dios como creador del Universo, pero que negaba la doctrina de la Trinidad; una fe que aceptaba a Cristo como un profeta nacido de una Virgen, pero que negaba su condición divina y que hubiera sido crucificado, que creía en el día del juicio, en el cielo y el infierno pero que hacía del sexo la clave de las recompensas celestiales...