Los hongos se encuentran en todo el mundo y en una gran variedad de entornos. La mayoría de los hongos no causan enfermedades en los seres humanos. Sin embargo, algunas especies pueden infectar a los humanos y causar enfermedades. Los antifúngicos son los que se utilizan para tratar las infecciones fúngicas. Aunque la mayoría de las infecciones fúngicas afectan a la piel y a las uñas, algunas pueden evolucionar hasta convertirse en afecciones más graves y potencialmente mortales, como la meningitis o la neumonía. Los agentes antifúngicos se dirigen a estructuras o funciones que son necesarias en las células fúngicas pero no en las humanas, lo que les permite combatir una infección fúngica sin causar daños a las células del organismo. Teniendo en cuenta estas realidades, se ha llevado a cabo un exhaustivo estudio de acoplamiento que es sencillo y fiable en comparación con los métodos existentes, y en este libro se exponen los resultados más importantes y se analizan en detalle los elementos necesarios para comprender la metodología que se utiliza para evaluar la actividad antifúngica de las moléculas bioactivas.
