Una madre relata con crudeza y valentía el proceso de escolarización de su hija de cuatro años con TEL (trastorno específico del lenguaje) en dos jardines de infantes de Buenos Aires. Lo que debía ser un camino de integración y aprendizaje se convierte en una pesadilla marcada por señales ignoradas, cambios de conducta alarmantes y una indiferencia institucional que dejó huellas profundas. A través de una narrativa intensa y emocional, esta obra denuncia el abandono del Estado, la falta de protocolos de protección infantil y la deshumanización del sistema educativo. Más que un testimonio, es un grito por justicia y una advertencia urgente a madres, padres y educadores: con los niños, no se juega.