La invitación: cuidado quien la reciba. . .
Los recuerdos de Marla Lindberg son muy claros: el extraño mensaje que la llevó a una clínica de maternidad abandonada; la figura que intentó matarla; la inquietante tos sibilante del psicópata en su lucha a muerte. Tras años de psicoterapia, la brillante joven ha descubierto la verdad: se trata de recuerdos falsos. Marla sufre de ceguera facial (prosopagnosia). En situaciones extremas, su cerebro le juega malas pasadas mientras lucha en vano por reconocer a las personas por sus rostros. Cuando Marla recibe la invitación para una reunión en los Alpes, espera poder recordar viejos tiempos con sus antiguos compañeros de clase, recuerdos reales y felices por fin. Pero cuando llega al hotel nevado, todas las habitaciones están ocupadas, los platos usados están sobre la mesa del comedor, el fuego crepita en la chimenea. . . y, sin embargo, no hay nadie. Marla comienza a buscar a los demás. Y entonces lo oye de nuevo: esa tos silbante, fuera, en la gélida oscuridad. . .