Apenas hablamos de ellas y sus nombres se nos escapan. La filosofí a ha tenido por costumbre relegarlas; incluso la biologí a las considera como una simple decoració n del á rbol de la vida. Y sin embargo, las plantas otorgan vida a la Tierra: fabrican la atmó sfera que nos envuelve, está n en el origen del soplo que nos anima. Los vegetales encarnan el lazo má s estrecho y elemental que la vida puede establecer con el mundo. Bajo el cielo y las nubes, mezclá ndose con el agua y el viento, su existencia es una interminable contemplació n có smica. Este libro se sitú a desde su punto de vista el de las hojas, las raí ces y las flores para comprender el mundo ya no como un espacio universal que contiene todas las cosas, sino má s bien como la atmó sfera general, el clima, un lugar de verdadera mixtura metafí sica. [Este libro ha sido galardonado con el Premio de las Recontres Philosophiques del Principado de Mó naco, 2017] 3