La vida es un pozo en cuyo fondo yacen los sedimentos que un dí a nos habrá n de responder a la Pregunta, esa interrogació n que nace del fondo de nuestra vida espiritual. Alfredo Pé rez Alencart nos entrega esa luz intuitiva que habla desde Tejares, Lisboa o Perú amando en carne y espí ritu desde su patria, que es la Poesí a.
Digamos que un dí a existió Jacqueline, digamos que no ha muerto, o tal vez fue luz de estrella que habí a llegado a lo má s oscuro de Alfredo, ojo blanco del ciego. Su poesí a, aunque a veces dolida, nos ofrece instantes, sombra sangrada en el corazó n del misterio.
Sublimar el amor es una de las formas 'de ocultar las impurezas de la tierra', nos dice el poeta, pues tiene fe en que, en medio de la nieve, antes de que el frí o llegue é l persistirá a travé s de su espí ritu y de sus cá nticos que van siempre al encuentro con Dios. La poesí a de Alfredo Pé rez Alencart es cosecha, abierta aurora, luz de porvenir.
La poesí a de Alfredo Pé rez Alencart nos coloca ante una percepció n del mundo que, en mayor o menor grado, transparenta las situaciones cotidianas que afirman en la obra de este autor má s de un motivo poé tico: el amor en oposició n a la soledad, el lenguaje como conciencia religiosa y la solidaridad humana frente a las injusticias de la vida.
David Corté s Cabá n