U. G. nunca habló en pú blico. Nunca dio conferencias, ni impartió cursos, talleres ni seminarios. No difundió n filosofí a ni orientaicó n espiritual alguna. Jamá s otorgó mantras ni iniciaciones. Nunca tuvo organizació n, ni oficina, ni secretaria, ni nú mero de telé fono, ni fax, ni domicilio fijo. Pernoctaba en casa de algú n amigo o en pequeñ os y modestos apartamentos alquilados. Su resumen se puede resumir en esta breve frase: "No tengo ningú n mensaje que daros"; sin embargo, miles de personas lo buscaban frené ticamente, á vidos de estar cerca de é l o de escuchar sus palabras. Constatemente desanimaba a la gente para que no fueran a verle, y a quienes llegaban hasta é l, trataba educadamente de disuadirlos. Sin embargo, llegó a ser el filó sofo má s popular de la India. Su biografí a, recientemente publicada, estuvo durante nueve meses como libro má s vendido en ese paí s.